01/04/2020. TRASLADO DE NUESTRO PADRE JESÚS ATADO A LA COLUMNA A SU PASO PROCESIONAL
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Del Evangelio de Juan
Jesús dijo a los fariseos:
“Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir”.
Los judíos se preguntaban: “¿Pensará matarse para decir: “Adonde yo voy ustedes no pueden ir”?”
Jesús continuó. “Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: “Ustedes morirán en sus pecados”. Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados”.
Los judíos le preguntaron:”¿Quién eres tú? Jesús les respondió: “Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de Él es lo que digo al mundo”.
Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre.
Después les dijo: “Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del Hombre entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada”.
Mientras hablaba así muchos creyeron en Él.
Palabra del Señor
ORACIÓN
Jesús, Tú nos has buscado, nos has dirigido tu palabra, te has convertido para nosotros en Palabra.
Jesús, no basta seguirte.
Constantemente hay que buscarte, porque el sentido se nos escapa, porque estamos hambrientos, irremediablemente hambrientos de vida.
Jesús, Tú en nosotros, nosotros en Ti.
¿A dónde iremos?
¡Sólo Tú tienes palabras de Vida!
¡Sólo en ti está la Vida!
Ante san Pedro, Príncipe de los Apóstoles
Del Evangelio de Mateo
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:” ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Ellos dijeron: “Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.”
Él les dijo: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?” Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.
Replicando Jesús le dijo: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, p
orque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”.
Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que Él era el Cristo.
Desde entonces, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y escribas y ser matado y resucitar al tercer día.
Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: “¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!” Pero Él, volviéndose a Pedro le dijo: “¡Quítate de mi vista Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!”
Palabra del Señor
ORACIÓN A SAN PEDRO, PRÍNCIPE DE LOS APÓSTOLES
Príncipe de los Apóstoles y de la Iglesia Católica: por aquella obediencia con que a la primera voz dejaste cuanto tenías en el mundo para seguir a Cristo; por aquella fe con que creíste y confesaste por Hijo de Dios a tu Maestro; por aquella humildad con que, viéndole a tus pies, rehusaste que te los lavase; por aquellas lágrimas con que amargamente lloraste tus negaciones; por aquella vigilancia con que cuidaste como pastor universal del rebaño que se te había encomendado; finalmente, por aquella imponderable fortaleza con que diste por tu Redentor la vida crucificado, te suplicamos, Apóstol glorioso, por tu actual sucesor el Vicario de Cristo, el Papa Francisco.
Alcánzanos que imitemos del Señor esas virtudes tuyas con la victoria de todas nuestras pasiones; y concédenos especialmente el don del arrepentimiento para que, purificados de toda culpa, gocemos de tu amable compañía en la gloria.
Amen.
Ante María Santísima de la Paz
Del Evangelio de Lucas
Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a Ellas, dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más
bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir los montes:¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos! Porque si al leño verde le hacen esto, al seco ¿qué se la hará?
Palabra del Señor
ORACIÓN POR LA PAZ (Atribuida a SAN FRANCISCO DE ASÍS)
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
¡Oh Señor! Que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
Ser comprendido, cuanto comprender,
Ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe.
Es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo.
Es perdonando como se es perdonado.
Es muriendo como se resucita a la vida eterna.
Amén.
Antes de la subida al paso
Del Evangelio de Juan
Entonces tomó Pilatos a Jesús y le mandó azotar.
Y lo soldados entretejieron de espinas una corona y la pusieron sobre su cabeza y le vistieron con una capa púrpura. Y decían: “¡Salve rey de los judíos!”, dándole bofetadas.
Entonces salió Pilato otra vez fuera y les dijo: He aquí, os lo traigo fuera para que entendáis que ningún crimen hallo en él.
Y salió Jesús fuera. Pilato les dijo: “He aquí al Hombre”.
Palabra del Señor
ORACIÓN
No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido.
Ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido.
Muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
#Aceituneros2020